En nuestro cuerpo existen distintas sustancias que se encargan de desempeñar una función particular y que, en algunos casos, sirven para conocer si algunos de nuestros órganos se encuentran de la manera en que deberían; tal es el caso de la famosa bilirrubina, un pigmento de color amarillo, cuyo análisis permite conocer el funcionamiento del hígado.
¿Qué es la bilirrubina?
Como ya hemos dicho, se trata de una sustancia amarillenta que es segregada por el hígado y que se halla presente en la bilis, la cual se encarga de colaborar en la digestión de las grasas y cuya eliminación se lleva a cabo a través de las heces.
Aunque la bilirrubina cumple un papel importante en nuestro organismo, niveles demasiado altos de esta sustancia podrían producir ciertas complicaciones, donde algunas enfermedades como la litiasis biliar, la anemia, la cirrosis o el hígado graso podrían ser las causantes de dicho aumento.
¿Por qué suben los niveles de bilirrubina?
Las causas del aumento de bilirrubina pueden depender del tipo de sustancia de la que se trate. Está la bilirrubina directa, cuyos valores normales son de 0 a 3 mg/dl, y la bilirrubina indirecta, cuyos valores normales deben situarse en menos de 1.0 mg/dl.
En el caso de la bilirrubina directa, el aumento puede verse influenciado por:
- Hepatitis
- Cirrosis hepática.
- Obstrucciones biliares.
- Síndrome de Dubin-Johnson o síndrome de Rotor.
Por otra parte, el aumento de la bilirrubina indirecta puede ser producto de:
- Anemia hemolítica.
- Anemia perniciosa.
- Síndrome de Gilbert o síndrome de Crigler-Najjar.
Es importante saber que un exceso de bilirrubina en la sangre puede desencadenar lo que se conoce como ictericia, una condición caracterizada por la pigmentación amarillenta tanto en la piel como en los ojos o en las membranas mucosas.
De cualquier manera, un resultado de bilirrubina elevada nos indica que nuestro hígado no está funcionando como debería, por lo que es importante acudir al médico para diagnosticar la causa y tratarla.